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Lamentablemente, del mismo modo que continuamente conocemos nuevas especies recién descubiertas, también llegan hasta nuestros oídos y nuestras pantallas noticias de animales que han terminado por sucumbir a la extinción. Este último es el caso de la rana arborícola de Rabb, un anfibio cuyo último ejemplar murió hace apenas unos días, en el Jardín Botánico de Atlanta en el que vivía.
Se trata de un momento inevitable, que se conocía como inminente, debido a que Toughie, como se llamaba la ranita, era ya un macho adulto, que tarde o temprano tenía que morir. Sin embargo, la noticia ha sido un mazazo tanto para los responsables del jardín como para el resto de amantes de los animales, pues supone un elemento más de la larga lista de animales que dejan este mundo, mermando poco a poco la gran biodiversidad que vive en él.
La rana arborícola de Rabb, una especie para la historia
Ecnomiohyla rabborum, más conocida como rana arborícola de Rabb, es una especie de anfibio endémico de Panamá, que solía vivir a una altura más o menos elevada, de entre 900 y 1.150 metros sobre el nivel del mar.
El último individuo vivo era Toughie, un ejemplar macho que fue capturado en 2005, pasando a formar parte del Parque Botánico de Atlanta.
Aunque fue recogido como adulto, se desconocía su edad exacta, aunque se cree que ha muerto aproximadamente con doce años.
Eso sí, al menos ha podido sobrevivir a la quitridiomicosis, una enfermedad transmitida por hongos que se considera responsable de la extinción de un gran número de especies de anfibios por América y Australia.
De hecho, la propagación de este hongo por el hábitat de estas ranas fue la que llevó a los científicos a rescatar a varios ejemplares, que una vez distribuidos por sus lugares de destino fueron quedando en el olvido, hasta que en 2008 la especie fue descrita por primera vez.
El triste desenlace de la rana arborícola de Rabb
Ser el único ejemplar vivo de cualquier especie puede pasar a un animal de ser un individuo cualquiera a convertirse en el centro de la atención de la población en general y los científicos en particular, que esperan buscar la forma de detener lo que, en realidad, ya se ha convertido en algo inevitable.
Por ese motivo, el fin de Toughie, que había protagonizado campañas de concienciación por todo el mundo, ha sido un duro golpe, que nos recuerda que la naturaleza está perdiendo la partida frente a la extinción.
Al menos, con los avances de hoy en día, después de la extinción de la especie podremos recordar a Toughie, tanto por su imagen como por el sonido de su reclamo. Y eso ya es mucho más de lo que podemos decir de otros animales.
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