Como consecuencia de los recientes brotes del virus del Zika en América Latina y algunas zonas de Estados Unidos, científicos de todo el mundo se han visto sumidos en una carrera incesante por el desarrollo de vacunas que muestren una eficacia total.
Ahora y no muy lejos de conseguirlo, un grupo de científicos de la Universidad de Pennsylvania (EEUU) han desarrollado una nueva vacuna probada en ratones y macacos Rhesus, y basada en un ARN mensajero modificado -una molécula necesaria para ‘fabricar’ el material genético, el ADN- y encargado de codificar dos proteínas diferentes de virus del Zika. Los resultados han sido publicados en la revista científica Nature.
En concreto, una sola dosis de la vacuna probada en animales ha mostrado tener una efectividad a largo plazo. Además, los científicos estiman iniciar los ensayos en humanos entre los 12 y los 18 próximos meses.
Respuestas inmunes prometedoras
Las vacunas víricas tradicionales contienen una versión ‘debilitada’ o ‘muerta’ del virus, o de incluso, proteínas virales aisladas. Así lo detallan los científicos, quienes sostienen la valía de esta nueva vacuna que utiliza pequeñas hebras de ARN con códigos genéticos inmersos en ellas muy necesarios para la fabricación de proteínas de origen viral.
«Observamos una inmunidad protectora, rápida y duradera sin consecuencias adversas, por lo que pensamos que esta vacuna supone ser una estrategia prometedora para la lucha global contra el virus del Zika», señala Drew Weissman, principal autor de la investigación.
En concreto, las moléculas de ARN son versiones modificadas de los denominados ARN mensajeros (mRNA, por sus siglas en inglés) que con frecuencia llevan consigo información de los genes y sirven, además, como planos o ‘guías’ para la fabricación de proteínas dentro de las células.
En una administración común de ARN mensajeros, el sistema inmunológico de los pacientes los desecharía en cuestión de minutos. Sin embargo, el proceso de modificación de estos tiene el objetivo de que, una vez insertado en el cuerpo, entren directamente en las células sin una barrera inmunológica que los expulse.
Según los científicos, esta protección -potente y duradera- se debe, en gran parte, por la estimulación de las denominadas células CD4, importantes para el mantenimiento de la inmunidad a los anticuerpos a largo plazo. Pero, ¿cómo?
Mediante la codificación de dos proteínas clave de una cepa del virus Zika aislada en un brote de 2013. Gracias a ésta, los investigadores descubrieron que la administración en ratones de sólo una inyección de 30 microgramos de estos ARN mensajeros (una pequeña fracción de la dosis utilizada en una vacuna común) indujo una respuesta inmune mucho más rápida, protegiendo a estos animales de la exposición intravenosa del virus dos semanas más tarde.
En el caso de los macacos, una sola dosis de vacuna de 50 microgramos proporcionó una fuerte protección contra la exposición del virus en las cinco semanas posteriores. De esta manera, ambos casos indican que la vacuna proporciona altos niveles de anticuerpos responsables de bloquear la infección por Zika: niveles que alcanzaron sus máximo después de varias semanas y que, incluso, permanecieron lo suficientemente altos como para proteger -potencialmente- durante años.
En una administración común de ARN mensajeros en los pacientes, el sistema inmunológico los desecharía en cuestión de minutos. Sin embargo, el proceso de modificación de estos tiene el objetivo de que, una vez insertado en el cuerpo, entren directamente en las células sin una barrera inmunológica que los expulse.
Una vez dentro de las células, son absorbidas por las proteínas induciendo así, durante semanas, a la producción de las proteínas virales responsables de la codificación.
Una protección 25 veces mayor que otras vacunas
«Nuestro trabajo sugiere que esta nueva vacuna neutraliza el virus, aproximadamente 25 veces más que las anteriormente probadas», subraya Weissman.
Una protección probada en animales y que, según los expertos, «puede tener otras ventajas». Ventajas basadas en la simplificación de la infraestructura necesaria para la administración de la vacuna: hecho que aliviará los esfuerzos y costes -en comparación con las tradicionalmente usadas- y facilitará el desarrollo de otras vacunas y terapias basadas en los mRNA.
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