El alud de solidaridad generado por las inundaciones del domingo ha mostrado estos días en las protectoras de animales su cara más insólita. Decenas de personas pusieron en riesgo sus vidas para salvar a perros, gatos y caballos atrapados en varios puntos de la provincia, como Mijas, Coín o Cártama. La falta de un protocolo de actuación que rija las evacuaciones de animales complicó las labores de salvamento en las zonas más anegadas y provocó varios momentos de tensión entre los equipos de emergencias, con la prioridad fijada en el rescate de las personas que estaban en peligro, y los voluntarios de asociaciones y protectoras. Las redes sociales canalizaron las primeras peticiones de ayuda en torno a los animales afectados y propiciaron una cadena de altruismo que no ha parado de sumar eslabones desde entonces.
Lisa Emeny, presidenta de la protectora de animales de Mijas: «El lunes se presentaron más de cien personas para limpiar»
El agua llegó a alcanzar un metro de alto en la protectora de Mijas, una de las localidades más castigadas por las inundaciones. Su grito de auxilio corrió como la pólvora por Facebook y permitió que 32 de los 33 perros que se encontraban en sus instalaciones fueran rescatados y reubicados en casas de acogida. La presidenta de la asociación, Lisa Emeny, asegura estar «abrumada» por la ayuda recibida. Más de cien voluntarios acudieron hasta la protectora el lunes: «Conseguimos limpiar casi todo en un día. Fue mágico». A las donaciones económicas, cuya cantidad asegura no haber consultado aún, se suma la entrega de mantas, medicamentos, productos de limpieza y hasta 500 kilos de pienso. Como el resto de centros destrozados, la protectora inicia ahora una nueva etapa, pero lo hace bajo un apoyo titánico e incluso un golpe de suerte; Frodo, el único perro que se escapó durante el traslado del domingo, ya ha aparecido.
Javier Delgado, responsable del centro zoosanitario de Mijas: «Un empleado vino a rescatar animales pese a que su casa se estaba inundando»
En el centro zoosanitario de Mijas reconocen que las ayudas han llegado «con algo de retraso». Pese a que comparte parcela con la protectora, el número de voluntarios registrado en la perrera municipal ha sido «mucho menor». Su responsable, Javier Delgado, lo achaca «a que la gente asocia estos parques a los sacrificios, cuando no es cierto». Uno de los empleados alertó a las siete de la mañana del domingo del peligro de inundación, una antelación que resultó clave en el rescate de los más de 70 animales. La plantilla del centro se movilizó para acudir junto a sus parejas y familiares hasta el terreno pese a las fuertes lluvias: «Trasladaron a los perros en una furgoneta y dos turismos. Tuvieron que dar varios viajes. A los gatos salvajes no quedó más remedio que abrirles las jaulas». Delgado hace balance del desastre –más de 100.000 euros de pérdidas solo por la maquinaria del quirófano– pero también de la solidaridad: «Uno de los empleados vive cerca y prefirió proteger a los perros antes que su propia casa, que se estaba inundando. Fue impresionante». Los animales de este centro zoosanitario, que a diferencia de sus ‘vecinos’ de la protectora adyacente no encontraron casas de acogida, fueron trasladados a la perrera de Torremolinos. Muchos siguen allí.
Chantal Lancelo, presidenta de la asociación felina Aristochat: «Los voluntarios hicieron una fila para pasarse a los gatos hasta que estuvieron a salvo»
La parcela dedicada a la protección animal en Mijas se completa con Aristochat. Frente a la sede de esta asociación felina se situó una fila humana que fue transportando a los animales de unos brazos a otros hasta llegar a los vehículos. Los voluntarios consiguieron salvar a los más de 140 gatos que había en las instalaciones. Solo uno de ellos murió por parada cardiorrespiratoria. «Me quedé sorprendida. Todos están a salvo y acogidos hasta que puedan regresar. Estoy muy agradecida», explica la presidenta de la asociación, Chantal Lancelot. En Aristochat, sin embargo, la ayuda sigue siendo necesaria: «Hay que amueblar de nuevo. Ojalá se mantenga esta oleada de solidaridad».
Vera Thorenaar, responsable de Galgos en Familia: «Hemos recibido donaciones de Estados Unidos y Canadá»
Cuando los animalistas llegaron hasta el refugio de Galgos en Familia, en la frontera entre Alhaurín de la Torre y Cártama, el agua alcanzaba el cuello de los 27 perros acogidos. Los Bomberos instalaron una cuerda para que la corriente no arrastrase a los voluntarios, que trasladaron a los galgos de tres en tres a través de piraguas y barcas hinchables. La fundadora de la asociación, Vera Thorenaar, lo tiene claro: «Son héroes». Los perros, que inicialmente fueron aupados al tejado de una de las instalaciones del refugio, arrastran aún las consecuencias del fatídico domingo en forma de resfriados comunes, diarrea o tos. En este caso, a la ayuda local se han sumado donaciones procedentes de Estados Unidos, Bélgica, Canadá, Holanda o Italia: «Ha sido muy duro, pero somos optimistas por toda la ayuda recibida».
Andrés Rizo, empleado del hipódromo de Mijas: «Los caballos estaban desorientados. Tuvimos que sacarlos a nado»
La impactante imagen de los caballos a punto de ahogarse en el polígono La Vega, en Mijas, ha dado la vuelta al mundo. Andrés Rizo, uno de los empleados del hipódromo de la localidad, cuyas instalaciones han servido de improvisado albergue, participó en el rescate: «Estaban desorientados. Tuvimos que sacarlos con cuerdas, nadando». Una hilera de coches participó en el traslado de los 16 caballos, pero no fue la única evacuación hípica de la provincia. En el refugio CYD de Coín, que alberga a caballos maltratados, la tensión sufrida el domingo es directamente proporcional a la solidaridad que ha despertado su causa. Tras pedir ayuda a través de redes sociales, más de 30 personas acudieron al albergue. «Ayer era un lodazal y hoy es el paraíso. Los animales que ayer apenas podían sostenerse hoy descansan en lecho seco. Gracias», han escrito las responsables de esta organización sin ánimo de lucro en su cuenta de Facebook.
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