Técnicos de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio han anillado este año un total de 13 pollos de alimoche localizados en 10 nidos repartidos entre las provincias de Cádiz (5 pollos en 4 nidos), Jaén (5 pollos en 3 nidos), Málaga (2 pollos en 2 nidos) y Córdoba (un pollo en un nido). Además, dos nidos de Cádiz han conseguido sacar adelante sendos pollos, si bien ha sido imposible acceder a ellos para anillarlos.
Como el alimoche cría en cuevas o repisas ubicadas en cortados de roca, los trabajos se han desarrollado en las sierras de los espacios naturales de Grazalema, Los Alcornocales, Estrecho, Sierra Norte de Sevilla, Sierra Morena, Comarca de Guadalteba y Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas.
Los trabajos de anillamiento en nido los ha realizado el Equipo de Trabajos Verticales de la Agencia de Medio Ambiente y Agua, perteneciente al Plan de Recuperación y Conservación de Aves Necrófagas, que se encarga también de chequear y tomar muestras tanto biológicas como paramétricas de las crías. Los trabajos se concentran normalmente durante las tres primeras semanas de julio, que es cuando los pollos tienen una edad superior a los 40 días. Cabe destacar que desde 2004 la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha anillado un total de 203 pollos, lo que supone casi la totalidad de la población juvenil.
La población andaluza de esta especie en peligro de extinción está sujeta a un declive moderado a causa de una tasa de mortalidad adulta inusualmente elevada, motivada principalmente por el uso ilegal de cebos envenenados, colisiones con parques eólicos y electrocuciones. A ello hay que sumar las molestias que se originan durante el periodo de cría, básicamente producidas por escaladores aunque también por obras forestales, que inciden de manera negativa en el éxito reproductor.
Con el fin de paliar esta situación, la Consejería desarrolla desde 2004 un programa de actuaciones para la conservación del alimoche en Andalucía que tiene como principal objetivo variar la delicada situación que atraviesa esta rapaz, provocada fundamentalmente por causas antrópicas. Esta estrategia está basada en el control de la población reproductora y en la ejecución de las actuaciones necesarias para conseguir la supervivencia de los individuos, la salvaguarda de sus territorios de cría y la consecución de una reproducción exitosa.
Entre las medidas que llevan a cabo destacan los trabajos de seguimiento de la población reproductora, marcaje de pollos e inmaduros para estudiar su pervivencia y movimientos migratorios, aporte de alimentos en muladares o un estudio sanitario de la población. A esto hay que añadir la colaboración que mantienen para luchar contra el uso de cebos envenenados el personal técnico de la Estrategia Andaluza contra el veneno de la Junta de Andalucía, los agentes de Medio Ambiente de las Brigadas de Investigación de Envenenamientos de Fauna, el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y los principales colectivos implicados, el ganadero y el cinegético.
El alimoche, al igual que las otras aves necrófagas, es muy beneficiosa ya que al alimentarse de carroña reduce el riesgo de epizootias y ayuda a controlar riesgos epidemiológicos de numerosas especies silvestres, cinegéticas o ganaderas susceptibles al contagio de enfermedades por exposición a cadáveres de otros animales, especialmente de grandes mamíferos. Es también la más pequeña de las cuatro rapaces estrictamente carroñeras europeas y una de las más oportunistas en cuanto a su ecología trófica, alimentándose de cualquier tipo de carroña (mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios), basuras domésticas, excrementos e insectos, lo cual la hace muy vulnerable al veneno, la principal causa de mortalidad.
La presencia de esta especie, es además, un recurso de interés para el turismo ornitológico y, por ello, para el desarrollo socioeconómico de las áreas rurales donde se encuentran estas aves.
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